martes, 9 de febrero de 2010

Las fotos de Mauthausen

La primera tarea de grupo para el blog consiste en investigar algún tipo de caso en el que un material preferentemente audiovisual haya sido objeto de atención por alguna causa y que nos ponga en evidencia su valor o bien corrobore un error o nos haga pensar una cosa y luego sea otra... Se puede tratar de dejar huellas o bien de borrarlas completamente, de apuntar una verdad o bien demostrar una gran mentira... sorprendednos con vuestras investigaciones. Tenéis todo el mes de febrero para trabajar en este post.

Esta mañana os hablé de Francesc Boix, (Barcelona, 1920-Paris, 1951), el muchachito de Barcelona que entró en el campo de concentración de Mathausen junto a 8.000 presos republicanos españoles en enero de 1941. Francesc había trabajado como periodista en el periódico Juliol, órgano de expresión del movimiento juvenil comunista calatan.

Curiosamente, un campo de concentración aislado del exterior, con un estricto control de acceso y al que no se autorizaba hacer ningún tipo de fotografía desde el exterior, organizó en su interior un servicio de fotografía muy eficaz con finalidad de control y represión y también con finalidad propagandística (desmentir rumores de los aliados sobre la verdadera situación de los presos). Algunos de los prisioneros que llegaron a Mathausen y acreditaron su condición de fotógrafos fueron adscritos al servicio fotográfico y entre ellos estaba Francesc que con el tiempo comenzó a gozar de una cierta preeminencia jerárquica sobre los trabajadores del laboratorio fotográfico y una cierta libertad de movimientos por determinados sectores del campo.

¿Cómo salen las fotografías del campo? Sustrayendo negativos y ubicándolos en lugares recónditos del campo previa participación de muchas personas/presos que entienden, a partir de vislumbrar la debilidad del régimen nazi y la posibilidad de la liberación, que hay que sacar los negativos de allí...

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